Hoy, a estas horas, mucha gente ríe, otra mucha llora, algunos besan, otros matan; yo escribo. Ayer rompí una promesa, una promesa que me hice a mí misma. Hice lo mejor para todos, pero eso no hace que me sienta mejor. No hay peor sentimiento que el de haberte defraudado, no hay forma de sacártelo de la cabeza, no hay nada que te haga sentir mejor.
Ahora sólo queda interpretar el papel que las circunstancias me dieron para ese gran teatro que es la vida. Aguantar un día más en el mundo que vivimos, buscando un nuevo amanecer.
Qué irónica es la vida.
En fin, si alguien llegó hasta aquí, gracias por leer, intentaré que mi próxima entrada sea decente. Sed felices.
Miyu Sugisaki.
No hay comentarios:
Publicar un comentario